El Pacifico colombiano ha sido una de las grandes preocupaciones del presidente Gustavo Petro, dada su pobreza, el abandono del Estado y la violencia a la que el territorio ha estado expuesto, por el narcotráfico y la minería ilegal. La presencia del gobierno en el territorio, con una amplia propuesta en salud, en educación y en infraestructura, siembra la tentativa de un mañana distinto. Para complementar esa visión que tiene sobre la importancia del Pacífico, se obtuvo para Colombia la sede del evento sobre biodiversidad más importante del mundo, la conferencia de las partes (COP) de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, la COP16. Enarbolada bajo el eslogan “Paz con la Naturaleza” y llevada bajo la imagen de la flor de Inírida –especie endémica del país–, se realizará en Cali entre el 21 de octubre y el 1.o de noviembre de 2024.
La decisión de hacer de Colombia la sede de este evento, se debe a la consideración de que el país tiene autoridad moral propia para hablar de biodiversidad, de vida y de paz. La política gubernamental del mandato del cambio se ha derogado la tarea de hacer de la vida su política interna y de la conciencia ambiental su política exterior. En tiempo presente, con lo que podría denominarse la diplomacia de la vida, la voz de Colombia se escucha en primera escala y la ubicación geoestratégica, junto con la visión comunitaria de la agenda gubernamental, crean el escenario para un discurso de resonancia mundial. Las palabras del presidente en el acto de definición de Cali como ciudad sede del evento, localizan en el país una situación mundial, al depositar su visión en el Convenio sobre la Diversidad Biológica –CBD por sus siglas en inglés–, el tratado internacional adoptado en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992 y que entró en vigor en 1993, con el propósito de conservar la diversidad biológica, procurar un uso sostenible y garantizar la participación justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos. Justo en el eje de la zona del litoral Pacífico, una de las zonas más abandonadas por la política nacional, se busca resaltar la condición intrínseca y el valor esencial de este territorio, su potencial en diversidad cultural humana y de biodiversidad natural.
La COP16 representa, sin dudas, una oportunidad inmensa para el Pacífico colombiano y para su gente. Más de doscientas delegaciones del mundo harán presencia en el evento. El mundo conocerá el maravilloso contenido de la vida y los rasgos de belleza de un ecosistema que nace en la frontera con Ecuador y termina en el famoso tapón del Darién, en la frontera con Panamá. Una galería de ecosistemas naturales y una cadena multicolor de sociedades, comunidades y poblaciones arraigadas que, juntas, conforman el tesoro de lo inmanente, ligado a lo geográfico y biodiverso, y el rastro de la vida, tejida en los asentamientos que desde el poblamiento americano han tipificado a la región republicana y colombiana, donde la precariedad y la dificultad se combina con la geografía para develar la sorpresa del interminable potencial vital de su manto. Toda una fiesta de la vida que encontrará un lugar para expresar y exhibir a un territorio desconocido para la mayoría de los colombianos, y que tiene un gran significado para la vida de la humanidad.
He allí lo más importante, pues es una cumbre mundial que tiene por consecuencia la revaloración de la región en la mente propia de los colombianos. “Si hacemos la paz con la naturaleza, podemos hacer la paz entre los seres humanos”, recalcó el presidente Petro. Una paz que va de la mano del diálogo y que, a pesar de las circunstancias, transita sus caminos de definición, como también lo manifiesta el comandante de los elenos, en una última entrevista: “Tenemos más cerca el momento en que se diga que los colombianos vamos a pasar la página de la guerra”. Tal vez así, y solamente así, la naturaleza entre en paz con el territorio, pues, como mencionó David Cooper, secretario ejecutivo interino de la Convención sobre la Diversidad Biológica: “Bajo el tema de Paz con la Naturaleza, la COP16 reunirá al mundo para promover y apoyar la implementación del Plan de Biodiversidad – el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal”. La naturaleza, su protección y convivencia como seres humanos, va de la mano con la restauración de la paz como sentimiento interno de los territorios habitados por seres humanos.
La COP16 es un hecho histórico, pues marca un hito en las políticas de recuperación y defensa de la biodiversidad en el país. La deforestación ha venido disminuyendo en la selva amazónica, aunque se avanza en la creación de parques naturales. Preservar la vida, para contribuir a mejorar las condiciones climáticas que hoy sufre el mundo por el calentamiento global, es la purga moral que el mundo requiere para restaurar la noción primaria de lo que es importante.