La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), la Conferencia de las Partes, fue un encuentro donde los colores de la piel y la naturaleza se integraron en un canto a la madre Tierra. En estas reuniones se teje la voluntad de las comunidades, especialmente las congregadas alrededor del país que sirvió de anfitrión, y que, en medio de la violencia y la desigualdad, se encuentra para buscar caminos donde la vida sea el fundamento mismo del canto que convoca a los países del mundo a proteger la biodiversidad de la casa común, que hoy recorre los caminos de una nueva extinción de la mano de los países y las empresas multimillonarios, que no terminan de avivar las chimeneas de la muerte.

Son muchos los enemigos de la vida: una economía del consumo y de los combustibles fósiles, una economía de la guerra y la desaforada ambición de los superricos, a la hora del encuentro para tomar decisiones que detengan el reloj de la extinción de la humanidad, se oponen. Esta situación que se vivió en la COP16, celebrada en Cali del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024. Nuevamente quedan pendientes los recursos indispensables para atenuar los efectos del calentamiento global, que cada día agudiza la secuencia de los fenómenos climáticos. Como aspectos positivos, están: en plenaria de la COP16, se aprobó el acuerdo global para identificar y conservar las áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales, luego de ocho años de trabajo en las negociaciones. Así mismo, en plenaria, se acordó entre los países la creación del Fondo Cali, con el objeto de que se reparta el uso de las secuencias digitales de información genética, por parte de las empresas farmacéuticas, es decir, asegurar que todos, incluidas las comunidades locales, participen del usufructo del dinero que se obtiene al usar información sobre plantas, animales y demás especies, que, hasta ahora, en una buena parte de esa información, era de acceso libre y nadie pagaba un peso. Se aprobó, igualmente, que los pueblos indígenas pasaran a tener un órgano subsidiario, que les va permitir incidir en las decisiones futuras, y los pueblos afrodescendientes quedaron mencionados explícitamente en el convenio de diversidad biológica, reconociendo el papel que desempeñan en la conservación de la biodiversidad. Estas, entre otras cosas, les permitirá acceder a fondos especiales para la defensa de la naturaleza.
Alemania sería el primer país en aceptar la propuesta del gobierno de Gustavo Petro, de canjear deuda por acción climática con Colombia. La Unión Europea estaría abierta a mirar y discutir la propuesta del presidente colombiano, de restructurar el sistema financiero global para adoptar el cambio de deuda extranjera por acción climática. En el marco de la COP16, el gobierno formalizó un aporte de 200 000 millones de pesos, en un esfuerzo de articulación interinstitucional, y suscribió el Convenio marco del Programa Nacional de Transformación Ecológica y Productiva para la sustitución de cultivos de uso ilícito, en áreas de especial importancia ambiental, para priorizar la protección del medioambiente en la política de drogas, en un trabajo articulado con las comunidades y en sintonía con la Política Nacional de Drogas 2023-2033, ‘Sembrando vida, desterramos el narcotráfico’.
Un encuentro con representantes de 196 países y una afluencia de más de 900 000 visitantes a la zona verde, espacio abierto a la participación ciudadana, que conocieron la diversidad y la grandeza de un pueblo que vive su amor por su tierra, y resiste. Un evento que convocó a esa Colombia que cree que en la tierra y en la biodiversidad se tiene la fortaleza para seguir construyendo un futuro. Una COP para la gente, con un amplio esfuerzo de educación ambiental. Un evento que visibilizó a una región y a un país donde la naturaleza es, en términos prácticos, una prioridad de vida.
Mientras la COP16 se desarrollaba en Cali, se realizaron dos eventos singularmente importantes. El uno, en la Universidad Tecnológica de Pereira, donde se reunieron un grupo de mujeres y hombres que dedican sus vidas a cuidar, rescatar, salvar y proteger sus territorios. Con el título: ‘En Pereira se encontró la gente para darse la mano’, nuestro amigo y colaborador de Encuentros, Gerardo Ardila, desarrolló para esta edición lo que fue y significó este encuentro. El otro, tiene que ver con la COP DiverGente: Cumbre Ambientalista Ciudadana y Autónoma, celebrada en Cali los días 26 y 27 de octubre, como una iniciativa impulsada por múltiples organizaciones sociales y ambientales, así como por investigadores de todo el país. Sobre este encuentro, se publica en esta edición su Manifiesto a Colombia y el mundo.
Consideramos necesario contrastar, desde posturas críticas, las diferentes miradas que se tienen frente a lo que significa la biodiversidad y la naturaleza para la vida del territorio, considerando que la investigación, el diálogo y la discusión con las comunidades, sobre estos temas, es lo que va a permitir encontrar acuerdos que posibiliten resistir y defender los intereses que para la vida tienen los páramos, el agua, la selva, los bosques y los océanos. Ecosistemas que, desde el estudio o desde el arte, entran a formar parte del tejido de pensamiento y reflexión de la vida que aquí se vive.
Muy interesante. Muchas Gracias