El pasado 1 de mayo, la plaza pública y las calles de pueblos y ciudades, se llenaron con los colores de la vida y la esperanza. Miles de personas entre obreros, campesinos, estudiantes, indígenas, negritudes, jóvenes y viejos, con la música de la alegría y las palabras conformaron un multitudinario coro que le dijo Sí a la Consulta Popular, Sí a los derechos de los trabajadores. La mezquindad y la miopía de los siete senadores de la comisión séptima, al negar el paso a la Reforma Laboral, permitieron un levantamiento histórico que demuestra hasta donde ha llegado la fortaleza, tenacidad y persistencia del presidente Gustavo Petro, para avanzar en los cambios que necesita Colombia.

Ese mismo día se radicó en la secretaria del Senado, los doce puntos de la consulta, para continuar con el procedimiento, quedando en manos del senado la decisión sobre el futuro de la misma. Desafortunadamente, el pasado miércoles 14 de mayo, en el debate sobre la consulta popular, los senadores representantes de los sectores de ultraderecha, hundieron el proyecto, en medio de una serie de denuncias por fraude, situación que demuestra la calidad de unos personajes oscuros que no les importa la Ley ni la recuperación de los derechos de los trabajadores colombianos. Es esta la historia que ha vivido el pueblo colombiano por décadas. Una clase política que responde a los intereses de quienes les financian sus campañas. Se equivocan los senadores, al considerar que su actitud va a conseguir el hundimiento de la consulta popular. Su postura sólo ha contribuido a una mayor conciencia y radicalización de los millones de colombianos que levantaron la bandera del cambio.
Y la batalla continúa. La primera reacción del presidente fue la convocatoria a las diferentes organizaciones sociales a reunir en las ciudades y pueblos de Colombia un cabildo abierto, para construir propuestas y estrategias que permita el desarrollo de un Paro General, una huelga política contra quienes violan un derecho fundamental como es el de poder decidir sobre nuestro propio destino. Así mismo el presidente ha presentado nuevamente al senado, el cuestionario inicial más cuatro preguntas con referencia al derecho ciudadano a la salud.
Con el Primer Cabildo Abierto, realizado en Barranquilla, con una multitudinaria asistencia, ha ratificado el interés del pueblo para que se respete el significado democrático que tiene como constituyente primario.
El pueblo debe permanecer alerta frente a las jugadas de la ultraderecha, por oponerse a cualquier intento de cambio que proponga la presidencia. Esa multitud que crece, reconoce la gestión del presidente por recuperar la vida y la dignidad humana de millones de hombres y mujeres a quienes les han mantenido por años en medio de la pobreza y la violencia. El Presidente, seguirá apoyando y fortaleciendo las organizaciones sociales, y de esta manera se acentúa el carácter de un gobierno progresista que demuestra con hechos concretos, que a pesar del odio, las mentiras y una oposición radical a todo proyecto que proponga alternativas de cambio, se avanza: se reconocen, entre otros, el programa de Economía Popular adelantado por el cooperativismo financiero, que en este número de la revista le dedicamos una separata para mostrar la importancia del este proyecto en la reactivación de la economía, del sector agrario y la industrialización, que tiene como resultado el aumento de la producción y la generación de puestos de trabajo. La creación de la jurisdicción agraria, entrega y titulación de tierras a campesinos y apoyo a proyectos productivos. Centros de acopio y estandarización del cacao que permiten fortalecer la producción, la agroindustria solidaria y la comercialización justa en Arauca y Boyacá. La gratuidad en la universidad pública. El fortalecimiento de la infraestructura para a educación. La reducción del desempleo y la inflación. La recuperación del tren y nuevos proyectos que busca conectar la Colombia dispersa. Los nuevos aeropuertos en la Colombia profunda, el impulso al turismo y la recuperación del río magdalena con un proyecto turístico, entre otros muchos proyectos.
Es de resaltar lo que significa para Colombia el ingreso a los BRICS, que representa el acceso a nuevos mercados, a la Franja y Ruta de la Seda y los acuerdos comerciales con China. Se busca con estas iniciativas impulsar el desarrollo de la infraestructura, diversificar el comercio, buscar una mayor inversión y mejores condiciones para los créditos, lo mismo que fortalecer las relaciones con la segunda economía más importante del mundo.
Una decisión fundamental, que le permite al país entrar en las nuevas dinámicas económicas, donde el multilateralismo impone modificaciones que vienen restructurando el tablero geopolítico. Una jugada que no le gusta ni a la ultraderecha del país, ni al amo y señor Trump, quien ha mostrado su disgusto con la postura del presidente Petro. La verdad avanza y seguirá abriendo los corazones a la esperanza y los sueños de millones de colombianos.
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